1989
Estábamos bailando, abrazados, mejilla contra mejilla. La luz
era verde. Mi mano sujetaba la suya muy cerca de su pene erecto.
Era un celador muy buenmozo de un parqueadero del centro. Se
escapaba de su trabajo para conocer otros hombres, y ocasionalmente
- me dijo - tener sexo con ellos en el asiento trasero de un
Chevrolet 54 que había sido abandonado hace años en su
trabajo.
La idea de tener sexo en el asiento trasero de un carro abandonado
con un total desconocido sonaba bastante excitante. Hubiera podido
decir: "Sí, vamos ya!", pero no, mi mentalidad burguesa, y mi
curiosidad, querían que yo jugara el juego de la
seducción.
Yo sabía que me lo hubiera podido comer hasta en el
baño, cuando quisiera, pero tenía que preguntarle de
qué parte venía... Como una niña de alta
alcurnia tratando de justificar sus aventuras sexuales
asegurándose de que su amante era de una buena familia.
No me quiso responder. Se asustó.
"-Usted debe ser Paisa..." le dije. Era bajito, mono, barbado, de
ojos azules y piel blanca, como buen Paisa. Parecía hasta
primo mío.
"-No: vengo del Tolima..."
"- ¡Ah, como mi papá!" y le conté la historia de
los Paisas de Rionegro, Antioquia, que colonizaron al Viejo Caldas.
Obvio, tenía que preguntarle de qué parte del Tolima
venía, a ver si tenía algo en común con mis
genes (una de mis fantasías incestuosas).
"-Armero..." respondió.
A pesar del alto volumen de la música, esa palabra
pareció como si hiciera eco en el espacio. Había un
silencio enorme entre él y yo. La música y el resto de
la gente en el bar ya no estaba ahí. Eramos sólo
él, mi mano sobre su pene erecto, y yo.
"- Pero, ¿perdió a alguien en la tragedia?"
"- 19 miembros de mi familia..."
Armero fue borrada de la superficie de la tierra por una avalancha
de lava y lodo en 1985. 30000 personas murieron, incluyendo a mi
prima, que estaba haciendo su año rural allá.
"- Y a mi esposa y mis dos hijos..." dijo en un instante que
duró horas.
Yo dije: "Qué pena..." El perdió su erección.
Yo perdí mi juventud.